John Newton nació en Londres el 24 de julio de 1725. Era hijo de un capitán de buque mercante que navegaba en el Mediterráneo. Su madre fue una devota mujer, aquejada por una grave enfermedad que la consumía, no dudó en enseñar a su hijo a conocer la Biblia a muy temprana edad. “Nací en un ambiente de piedad y dedicación a Dios en mi infancia”, nos dice Newton. Su madre oraba con él y por él, y siendo tan solo un niño, ella dedicó mucho de su tiempo a almacenar la palabra de Dios en su mente, la cual es difícil de olvidar. La semilla estaba plantada y a su tiempo daría lugar a la cosecha. Su madre murió cuando tenía 7 años. Con solo once años, se fue a la mar con su padre e hizo seis viajes con él antes de que éste se jubilase. John aprendió bien el oficio, fue marinero por unos 20 años, compartiendo su vida con libertinos y depravados.

En 1744 John decidió alistarse en la armada. Sin embargo, encontró que las condiciones a bordo eran intolerables y desertó. Pronto fue capturado y como desertor, fue azotado públicamente en Plymouth, bajo la férrea disciplina de la Marina Real, hasta que la sangre corrió por su espalda; fue degradado a marinero raso por insubordinación.A petición propia, se enroló en un barco negrero, que lo llevó a la costa de Sierra Leona. Allí se convirtió en el agente de un comerciante de esclavos. La vida durante este tiempo tampoco fue fácil para él llegando a ser brutalmente maltratado. En una ocasión se vendió a sí mismo en manos de una mujer negra, llegando a ser esclavo de una esclava. Ella lo tenía bajo la mesa, donde vivía de las migajas que le arrojaban.